Una de las cosas más gratificantes que pueden ocurrirte como profesional de la mediación y resolución de conflictos es escuchar que has ayudado a una persona a darse cuenta de cómo se relacionaba con ciertas personas y a tomar conciencia de que sus relaciones mejoran cuando desarrolla y cuida la manera de comunicarse con el resto de personas.
Recuerdo como en la primera clase con uno de los equipos, una de las personas se mostró escéptica con la temática a tratar. La misma persona que al finalizar la semana de formación, se acercó y me dio un abrazo agradeciéndonos todo lo aprendido, lo mucho que le había gustado y cuanto había aprendido.
Durante varios meses hemos llevado a cabo la formación en gestión y resolución de conflictos a las y los profesionales de la OTA de Donostia – San Sebastián. Un colectivo de profesionales que a diario se ven inmersos en conflictos con la ciudadanía por cuestiones relacionadas con el aparcamiento de sus vehículos en la calle.
Algo que a priori nos puede resultar sencillo de entender, que un ciudadano/a aparque su coche, pague la correspondiente tarifa y se marche, resulta una fuente de conflictos continuada. ¿Por qué? Generalmente la falta en la asunción de responsabilidades es el origen de estas disputas. Durante la formación impartida y los momentos compartidos con estos profesionales, hemos podido escuchar como muchas veces las personas no quieren o les cuesta asumir una normativa, y ésto, les lleva a increpar o a faltar al respeto al equipo de profesionales que velan por el cumplimineto de la misma. Insultos, desplantes o incomprensión, es algo cotidiano en su día a día.
Sin embargo, en esta empresa han querido que sus trabajadores se formen adecuadamente para gestionar de la mejor manera posible estas situaciones, adquiriendo las herramientas necesarias para saber manejar conductas inadecuadas y reconducirlas de la mejor manera posible.
La formación en gestión y resolución de conflictos les ha permitido aprender técnicas para aplicar en su trabajo ayudándoles a gestionar las situaciones adversas de la mejor manera posible. Además, también les ha permitido aplicar estos conocimientos en su vida personal así como en sus relaciones laborales, mejorando su comunicación, las relaciones y pudiendo detectar actitudes negativas que han aprendido a solventar correctamente.
Ha sido un placer poder compartir con todo el equipo el tiempo de trabajo y de aprendizaje mutuo.
Para una empresa, formar a sus equipos en gestión y resolución de conflictos y en habilidades sociales, es invertir en el factor humano que compone y mantiene su estructura. Formar y cuidar a las personas es una inversión que hace a una empresa seguir creciendo en la dirección adecuada.
